El objetivo del benchmarking es identificar las mejores prácticas y adaptarlas a la propia organización.
Existen varios tipos de benchmarking que se pueden utilizar en función de los objetivos específicos de la organización:
1. Benchmarking interno
Aquí no vas a observar a tus competidores ni a otras empresas de diferentes sectores. Harás la comparación entre los diferentes departamentos o áreas que conforman tu organización.
2. Benchmarking competitivo
Este método es para tener el conocimiento de la posición que tiene una empresa en comparación con sus competidores. Es ideal para determinar y profundizar procesos, estrategias y técnicas para lograr objetivos comerciales.
Su beneficio consiste en comparar el desempeño actual de tu empresa con el de tu competencia para detectar a tiempo posibles fallas y ajustarlas a los resultados que buscan lograr.
Este tipo de procesos es uno de los más conocidos entre las empresas, pues permite observar el funcionamiento de nuevas tecnologías o métodos de trabajo en otras compañías.
3. Benchmarking funcional
A diferencia del benchmarking competitivo, en el funcional no solo es necesario observar cómo lo hace tu competencia, sino ampliar tu margen de búsqueda. Esto incluye a tus competidores indirectos y a otras organizaciones que no disputan ningún lugar contigo en el mercado.
Lograrlo requiere encontrar a aquellas empresas que dentro de tu sector están haciendo las cosas bien (o excepcionales).
4. Benchmarking genérico
En concepto puede ser parecido al benchmarking funcional, ya que se concentra en el análisis de procesos operacionales.
La diferencia es que se enfoca en comparar los logros de tu organización con lo mejor que exista en la industria o sector, ya sea en funciones o procesos afines. La similitud entre diferentes procesos y funciones
en los departamentos de empresas de la misma industria ayuda a una adecuación de sistemas o a crear procesos de mejora.