El benchmarking es un proceso que se utiliza para mejorar el desempeño de una organización al comparar sus procesos y prácticas con los de otras organizaciones.
A continuación, las 4 etapas principales:
Planificar
Durante esta primera etapa se trata de delimitar las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que deberíamos comparar?
¿Frente a quién deberíamos compararnos?
Puede parecer bastante sencillo. Aquí es donde radica el inicio y éxito de todo un proceso de benchmarking y se requiere un análisis detallado para identificar las principales fallas en tus procesos de negocio, determinar cómo serán resueltos y quién o quiénes serán los ejemplos a tener en cuenta.
Hacer
Seguidamente, esta segunda etapa puede resumirse con la acción de responder: ¿Cuál es toda la información que debemos recolectar?
Controlar
Esta tercera etapa precisa de un análisis de la información reunida, con el objetivo de hallar las recomendaciones e identificar las mejores prácticas para llevarlas a cabo.
Actuar
Inmediatamente, se trata de la adaptación, mejoramiento e implementación de los facilitadores previamente identificados. Con el propósito de un benchmarking es introducir los cambios necesarios para aumentar el desempeño de tu empresa y mejorar tu productividad.
En resumen, cada etapa es esencial para el éxito del proceso y requiere una planificación cuidadosa y una gestión eficaz para lograr resultados positivos.